Rafael Hernandez
“La Marina es una carrera que nunca se acaba”.
-
¿Una taza de café,
Comandante?, está aguado pero calienta las tripas.
-
Se agradece, Cabo Duarte
¡¿Cubierta de carga?! ¡Metan esos contenedores en la bodega ya, antes que este
viento los deslice por cubierta!. ¡Avise al contador y que asiente toda la
carga ahora mismo!. ¡Timonel, apártenos de este portacontenedores y devuélvanos
a origen!, lo que queda es trabajo de los remolcadores y del práctico.
-
¡Volviendo a origen! ¡A la
orden Comandante!
Escorando a babor con fuerza y luchando
con el fuerte oleaje, la fragata tomó rumbo al punto asignado. El pequeño
ciclón subtropical, estaba dejándonos atrás y perdiendo fuerza a medida que
tocaba tierra, aún así el viento rolaba fuerte antes de encalmarse,
empapándonos con sus ráfagas de lluvia, fría y pegajosa. Una guardia de perros,
esa es la que tocábamos a su fin. ¿Pero que guardia no era de perros hoy día?.
La deriva continental se activa, empujando, lenta pero firme y visiblemente. La
masa oceánica se abre. Nuestro pequeño mar se eleva antes de desaparecer,
tragándose antes millas y millas de costa. Haciendo emerger picos donde no los
había. Ha pasado mucho desde los tiempos antes del deshielo. Las temperaturas y
el clima son asfixiantes, pero mejor este intervalo tropical. Porque el futuro
es frío, muy frío. Para la mayoría de nosotros la madre mar es nuestra casa. Y
la vida que tenemos para contar se parece más a una continua pelea de taberna,
seca, bronca y desangelada. Un buen puñado de esta humanidad, esquilmada,
desesperada y codiciosa, todo hay que decirlo, son los piratas de hoy, más
feroces que nunca, en un mundo lento para encontrar respuestas.
Piratas
que atacan las costas. Piratas que abordan navíos. Piratas que intentan
esquilmar todo cuanto sea posible, de cuanto la madre mar guarda sobre y bajo
las aguas de las antiguas costas. Los piratas quedan bien en películas y
canciones. Pero si abordan tu barco o atacan la costa donde vives, pierden todo
su gracia y te cagas en su estampa. Luego rezas lo que sabes para que se
contenten con el botín y no sea peor. Y los de hoy no izan bandera alguna para
avisar de sus intenciones. Puede ser cualquiera. Esa barca que aparenta pescar,
ese velero que un minuto antes agitaba los brazos al saludar, ese carguero de
navegar lento y pesado que, sin aviso, te lanza una ráfaga de disparos y un
minuto después te esta tragando en su bodega… Un pandemonio, si uno lo ve con
perspectiva. Que es la única forma de verlo que hoy me queda. Porque toda esa
costa, que en los días claros puede verse, es un espejismo en su mayor parte. A
poco profundidad y a muy poca en bastantes casos, afloran las aristas de la
antigua raza. Terrazas de edificios. Agujas de antenas de todo tipo, cables,
árboles, montañas. Objetos de codicia. Como y según en que latitud y longitud
de la carta estemos. Unas cartas que cada día, como el que dice, deben
cartografiarse y renombrase de nuevo. La alta radiación solar dificulta las
comunicaciones de satélites y ondas largas de radio, telemetría… Operamos con
ondas cortas y la menor tecnología digital posible. Por eso los mapas, la
regla, el transportador de ángulos, el compás, el sextante, el cronómetro, una
buena vista, unos mejores binoculares y la pericia antigua de los marineros,
son nuestra mejor herramienta, hoy día. En medio de ese panorama, está mi
trabajo.
Carmen
García Gavira, Capitán de Fragata, Comandante del “Halcón”, una vieja fragata de la clase Jaime Janer Robinson, o F-405,
asimilada a la actual Clase 5 de la Armada. Clase 5; Viejos navíos militares,
artillados y asignados desde que tengo memoria. Sólo por encima de la clase 6 y
7. Clase 6; Las naves de Salvamento Marítimo y el Grupo Oceanográfico. Clase 7;
Las naves civiles artilladas, con funciones de avisos, correos, transporte y recuperación.
Hasta eso hemos llegado. Las Armadas de los países que quedan en pie son
insuficientes para tanto trabajo. Luego, ¿tenías un casco que flotaba y podía
artillarse dignamente?, pues ya tenías trabajo. La paga es la comida y los
botines. Botines, si. Porque toda Armada de hoy opera con Patente de Corso.
Ejerciendo de guardacostas, cartógrafos, mineros, hidrógrafos, arqueólogos,
buzos, y quien sabe que más. Y bajo esa piel de trabajo oficial, la autentica
piel. Zorros de mar, cancerberos de costa, perros de presa. Corsarios
defendiendo lo poco o mucho que quede por defender. No, no hemos cambiado tanto
como raza. Pelearnos es lo mejor que sabemos hacer. Otros podrán contar otras
historias, pero esta y hoy, es la que me toca contar a mi.
El
abuelo era un marino que amaba la
Armada y un visionario. Dedicó toda su fortuna y todo su
empeño en mejorar la vieja idea de la propulsión magnetohidrodinámica para
liberar a los buques de las propulsiones de combustibles fósiles o atómicos. “El mar es la respuesta”, decía. Y su
segunda y brillante idea. El sistema Thanos. Un sistema de guía y rastreo de
combate, que puede manejar desde una simple pieza de artillería a un número
infinito de ellas. Y lo adaptó a las viejas piezas de ametralladoras BM6. “Lo barato y fiable, siempre será mejor en
un mundo que se queda sin recursos”. Y, contra todo pronóstico, lo logró.
Mi padre era un marino que amaba la
Armada y un currante feroz. Dedicó todas sus energías,
fortuna e influencias, en poner todo el trabajo teórico del abuelo sobre un
casco tangible y real. La vieja F-405, rescatada del desguace y rebautizada
”Halcón” en honor al mote con que padre llamó siempre a madre. Y, contra todo
pronostico, lo logró. El día de las pruebas ante el Almirantazgo en pleno yo
estaba a su lado. Una joven Guardiamarina, entre mi padre, Capitán de Navío y
el Almirante de la Flota
en persona. Amigo de la familia, por que si no de que. El que tiene padrinos se
bautiza, ya se dice. Todas las risas que había provocado la vista de la
antigualla de fragata, enmudecieron al alcanzar esta a los 60 nudos sin
dificultad, en una casi absoluta ausencia de ruido y vibraciones. El mutismo se
convirtió en muecas de asombro, cuando en los ejercicios de navegación y
operaciones, el sistema de propulsión del “Halcón” demostró de que era capaz,
gracias a los 2 impulsores de popa, los
2 de proa y 4 impulsores centrales que le permiten, en parada, una rotación
sobre eje de 360º a 1rpm. El asombro se convirtió en estupor cuando, en las
pruebas de control de tiro, el Thanos demostró de que era capaz. Desde un único
disparo a los 12.000 por minuto de cada ametralladora BM6 de 6 cañones
giratorios, calibre 25, multiplicados por las 48 con que estaba dotada la
fragata. Un infierno balístico de sorprendente eficacia y belleza, al menos
para un marino de guerra, que dejó los cascos semi y blindados de los blancos
como un colador. Efectividad 100%, cobertura 100% desde flor de agua. Con un
radio de alcance efectivo de 5km. Coste raquítico, porque los proyectiles y los
recambios se recauchutan a bordo. “¡Quiero
eso en todas mis naves!” dijo el Almirante, cuando recuperó el aliento.
Padre se forró con las patentes y aseguró un futuro, incierto, pero futuro al
cabo, para su descendencia, que soy yo. Y van 27 años en la mar, con el
“Halcón” a pleno rendimiento. 27 años de cartografiar y marcar los accidentes
nuevos para revisión. 27 años de salvaguardar las costas y la imaginaria y
cambiante línea de las 250
millas náuticas de nuestras aguas territoriales. Y
aunque no siempre hemos ganado, el balance es intachable. 18 bajas en todos
estos años. No se…
-
¡Comandante, perdigón por la amura de
babor, en rango de tiro, 62 nudos y acelerando!
-
¿Rumbo de colisión, CIC?
-
Negativo, en paralelo hacia la costa.
-
¿Respuesta al Alto?
-
¡Negativo de radio, acústicas y
visuales. Omiso el disparo de advertencia.
Sin identificación. 4
tripulantes. Carga opaca, Comandante!
-
¿Tiempo para arribo?
-
¡T
menos 98 segundos, Comandante!
Un
perdigón es una semirrígida de eslora y manga variables que los contrabandistas
y los piratas usan para el paso de contrabando, normalmente de mar a costa.
Suelen ser negras y operar entre la medianoche y el alba. Fían su efectividad a
su extremada velocidad y ese es su punto flaco. Muy ligeras y muy veloces. Un
garbanzo que toquen les hace volar por los aires. Peligrosas si entran en rumbo
de colisión. Una de ellas, no detectada a tiempo y cargada de explosivo nos
dejó un hermoso boquete en la proa, ya hace. Es el final de esta guardia y no
pienso malgastar ni un cartucho con ellos.
-
¡Cubierta de cable!. ¿Listo cable de
marcación que tendimos ante la costa?
-
¡Ayustado, tenso a un tercio de braza
bajo la línea y operativo, Comandante!
-
Bien… ¡Control de vuelo, maniobra de
hombre al agua en línea del cable de marcación, ahora! ¡Operaciones, designe un
pelotón que apoye a rescate y limpien la zona de impacto, no queremos perder
ese botín ¿verdad?.
-
¡Desde luego que no!. ¡A la orden
Comandante!
-
CIC, pase las imágenes de infrarrojos
de la aleta de babor por nuestras pantallas, quiero ver ese salto…
Acabar
de decirlo y con un seco estampido, los fuerabordas del perdigón que ya venía
dando pantocazos con esta mala mar, chocan con el cable tendido. El choque hizo
saltar primero y dar varios rebotes sobre la superficie después, a la embarcación,
quedando con la quilla al aire. Con suerte, cuatro tripulantes magullados que
recoger del agua y presentar a las autoridades. Con menos suerte, serían menos.
Pero a estas alturas, esto es una victoria. Nadie les manda contrabandear.
-
¡Seehawk a puente, 3 supervivientes y un cuerpo a
flote! ¿Cuadra?…
-
Cuadra, Seehawk. Recojan y vuelvan a
cubierta. Gracias muchachos… Cubierta de cable, tendrán que revisar ese trabajo
antes de acabar su guardia. Que las boyas de marcación de superficie sean para
su relevo de guardia.
-
¡A la orden Comandante!.
Una
mirada más allá del puente de mando. El pequeño ciclón deshaciéndose tierra
adentro, por la amura de babor. A dos cuartas por el horizonte, amanece, claro
y calmo, otro día de calor infernal y pegajoso. Ahí fuera; Perdigones. Ratas y
Pulgas, que son embarcaciones de 1 o 2 tripulantes. Calamares, que van a remo.
Pastiches, que son mitad motoras mitad veleros. Gaviotas, veleros de menos de
12mts de eslora. Cabronas, que son veloces y grandes yates artillados por los
piratas. Esponjas, que son artefactos montados con cualquier cosa que flote y
repletos de personas, hambrientas y desesperadas por llegar a cualquier costa.
Una retahíla a la que cada día se añade algún nombre más, están, ahora mismo,
haciendo de las suyas o preparándolas. Y un bosque de mástiles y cascos,
civiles y comerciales, retornando a la seguridad de puerto tras la tormenta,
bajo nuestra protección. Como cada jornada. Y toda nuestra Armada, desde
embarcaciones privadas, fragatas y corbetas tan viejas como la nuestra, los
nuevos y temibles BAM clase “Matador”, autentico azote de los piratas, las
patrulleras del Servicio de Policía Naval, las unidades de Salvamento Marítimo,
hasta el “España”, Puerto Cero y
portaviones desde donde opera el mando de la flota, todos, como digo,
trabajando para proteger este mundo de costas cambiantes y puertos móviles. Un
mundo de escasez de todo, donde las armadas pequeñas y ligeras hemos ganado a
las potencias que lo apostaron todo a las superestructuras de costes inviables
y armamento insostenible. El último armamento pesado que recuerdo, fueron los
misiles balísticos intercontinentales Bulavá, RSM-56, que un submarino ruso, el
“Kronstadt”,
vino a intercambiarnos por víveres, repuestos y agua potable, en este mismo
puerto, ya hace. Los ingenieros de puerto convirtieron el inservible silo de
misiles en deposito estanco y aséptico de agua potable. Una forma civilizada y
amable de quitar de en medio ese horror atómico y dejar los submarinos y cascos
medio inservibles, caso que vayan a parar a manos de cualquier pirata.
Estuvieron una eternidad dándonos las gracias. El abuelo acertó en sus
predicciones. Lo pequeño y fiable ha ganado en mar y tierra. Una regla única de
enfrentamiento en este mar; Protocolo de comunicaciones y advertencia. Casco
amigo; Bienvenido a casa. Casco enemigo; Abordar, inutilizar, apresar. O hundir
a cebollazo limpio, según caso. Una regla única de honor en este mar; La vida
por el compañero, por el náufrago, el necesitado y el vencido. Sea quien sea. Y
con eso vivimos. Las tripulaciones arrestadas, engrosan el rol de las
tripulaciones perdidas. Sin mucha queja. Pocas bocas tienen aseguradas tres
comidas al día, hoy por hoy. Lo recuperado es botín de guerra; 20% para el
Almirantazgo, 7% para el agente de presas, el resto para la tripulación,
proporcional al rango. Aún hay quien se acuerda del Quinto Real, que ya es
decir. La pérdida de vidas, si las hay, de uno u otro lado, se lamentan. Son
tiempos secos y desesperados. Tiempos de matar o morir. Pero aún somos humanos.
En el horizonte, una vela que alegra la vista.
-
Timonel, ¿reconoce ese aparejo?
-
Si la vista no me engaña, es la Goleta Morena, y por
la hundida que viene, con las bodegas hasta los topes.
-
Eso es. Hasta los topes de restos
arqueológicos recuperados, de muestras, de datos de investigación, de gente de
estudio ¿Me creería si le contara cuanto envidio ese barco?.
-
¿La Morena, Comandante? Pero si es una nuez
prehistórica que sólo desplaza 100tn. Artillada sólo con un BM2 a proa y a
popa. No quiero saber el miedo que deben pasar, rezando para que no les vea
ningún pirata antes que nosotros…
-
Cierto, muy cierto, timonel. Pero esos
hombres maniobran sus aparejos y de su pericia depende llegar a buen puerto.
Sienten el viento en la cara todo el tiempo y el oleaje los empapa cuando la
mar se cabrea…. ¡De verdad que los envidio!….
-
Con permiso, Comandante, con toda
franqueza ¡¿Está de cachondeo?! ¡Con los tiempos que corren! – Respondió el
timonel unos segundos después de pensarlo.
Y
yo me giré al oírle, con cara de sorpresa. No por la franqueza de las palabras.
27 años de lucha, codo a codo, dan para mucho relajo en el ceremonial. Si no
por lo de cachondeo. No creía tener sentido del humor. Por todas las astillas…
-
Capitán, la Morena arría su bandera…
-
¡Arriar bandera a media driza y a tope!
Y la señal para la Morena;
Despejado. Bienvenidos a puerto…. ¡Atención en cubierta! ¡Control de tiro, 5
salvas, que no se diga que no somos hombres de mar!…
La
guardia de mañana y todo el personal libre, firme sobre cubierta y 5 salvas,
saludaron, al paso por la quilla del Halcón de la Goleta Morena.
Desde la Goleta
respondieron con “¡Vivas!” Hasta
quedarse afónicos. Aún quedaban hombres de honor y de mar, por fortuna. Aún
quedaban hombres con memoria. Como envidiaba esa arboladura. Como añoraba esa
libertad que da la inseguridad de un casco desprotegido en alta mar. El otro
grito que lanzaron; “¡Crías de yubarta!”,
casi hace saltar más de una lágrima a bordo. Avistar crías de yubarta es
sinónimo de esperanza. Han pasado muchos años del último avistamiento.
-
¡Atención, oficial en puente!
-
¡Buenos días, Teniente Urbizu!. Noche
movida con el pequeño ciclón que nos ha barrido; Dos perdigones apresados, el
segundo en camino. Siete de sus tripulantes en los preventivos. Un
portaaviones, el “USS Hurrycane”, dentro de las 250, pidiendo permiso para
comprar alimentación atómica. ¡Nanay!. Es material descatalogado y comercio
prohibido. Que se arreglen, si pueden, con el mercado negro en aguas
internacionales. Dos BAM, el “Tritón” y el “Barracuda”, escoltándolos fuera de
nuestras aguas. El “Tritón” nos ha dejado ordenes del Almirantazgo y correo.
Esta correspondencia es para Utd. Hemos abordado el “Orinoco”, un clase
Spaarmeer de 11.000 TEU, con señal Foxtrot Victor. El ciclón les pasó por
encima y los dejó sin comunicaciones y sin gobierno. Tres cabronas lo estaban
hostigando cuando llegamos. Hundidas a cebollazos. Sin supervivientes. Carga
irrecuperable. El viejo Capitán Andros con bandera panameña. Bodega con sello
Ducal. De los contenedores en cubierta buen botín; Tabaco, café y azúcar de
caña y ropa interior de protección UV. La ropa repártala entre la tripulación
como pueda. Que figure en los libros como “recompra directa”, a descontar de mi
parte. Ajuste las cuentas con el agente. La tripulación lo merece. Una esponja
con 138 almas a bordo que transferimos a la Salvamar “Antares”. Cable tendido y operativo.
Restan las boyas que es cosa de su guardia. Operaciones y CIC le darán todos
los detalles. Una vía de agua reparándose en el través de estribor, cubierta de
máquinas.
-
¿Ese Spaarmeer era un Papa Luna?. Están
espabilando. El sello Ducal es inviolable y siempre dejan algún cebo en los
contenedores de cubierta, como el de hoy. La panameña tiene los días contados
¿lo saben?…
Lo
de Papa Luna, es el apelativo para la flota comercial del Vaticano. Porque fue
en ese castillo, ahora sumergido, donde se firmó el acuerdo que les daba vía
libre en el comercio marítimo y prerrogativas como el sello Ducal en sus
bodegas. Nosotros a cumplir y a hacer cumplir, que la política no es cosa
nuestra.
-
Lo saben. El capitán tuvo el
significativo detalle de enseñarme la nueva bandera Ducal que entrará en vigor
en cuestión de días. Me recordó a la vieja de nuestros tercios de Flandes.
Pueden permitírselo. Tienen lo que pocos países ya. Economía firme y presencia
en todos los puertos.
-
¿Bandera de los tercios?…. eso es
historia muy muy antigua.
-
Historia más que antigua, si, pero ya
sabes cómo me gusta. Y parece que repetimos. El escenario naval de hoy, empieza
a parecerse mucho al de hace eones. Todos contra todos y los piratas de mar y tierra sacando tajada.
-
Un escenario que ni pintado para “mamá
cebollazos”, entonces…
-
Borra esa risita…. ¿Así es como me
llaman en el Almirantazgo?…
-
En toda la flota, en realidad…. Una
ocurrencia de los Infantes de Marina, que admiran como te brillan los ojos,
cuando escupen los BM6…
-
Abuelo artillero, padre artillero….
Viene de familia… Que rían lo que quieran, la risa es buena para la moral del
barco, eso si, que no lo oiga en boca de nadie a bordo, corre la voz.
-
Son conscientes, pero pasaré el
recordatorio.
-
En fin…cuando acaben con las boyas,
libre toda la carga en puerto. Que todo el personal desocupado ayude en la
operación. Cuadre con el contador y el agente de presas, reabastezca y ponga
rumbo al faro de Monte Toro. Tenemos ordenes de reunirnos con un convoy de
colonos y escoltarlos hasta Nueva Maracaibo. Aquí están esas órdenes. La
tripulación está exhausta, pero zarpe cuanto antes y nos ganaremos un buen
descanso en Tierra Pitiusa. Eso les dará brío y motivación. Nos releva en la
posición la “Covadonga”, al mando del Capitán Nicolás Alonso Prat. Es un viejo
amigo. Avíseme en cuanto aviste su gallardete e invítele a subir a bordo para
cumplimentar las formalidades. Largue la tajamar y arríe nuestro gallardetón en
cuanto su lancha se dirija a nuestro encuentro, que pueda verlo. Como
deferencia. Voy a descabezar un sueño. ¡El mando es suyo Teniente. Buen
servicio y buena proa!.
-
¡A la orden Comandante! Descanse.
La
mayor parte del trabajo es rutina. Pero esas ordenes para escoltar un convoy a
ultramar, serán un incentivo para la moral de la tripulación. Navegar en mar
abierto, en unas aguas infestadas de piratas de gran calado, promete acción y
mejores botines. No hemos cambiado tanto los hombres de sal, al cabo.
Antes
de cerrar los ojos, le doy las buenas noches a los retratos que guardo de mis
hijos. Beatriz, Autoridad Portuaria Atalanta, el puerto móvil cuya protección
nuestra escuadra tiene asignada. Base de operaciones contra la piratería y sede
del Tribunal de Presas. Y Rodrigo, mi pequeño, Sargento de los TEAR embarcados
en el P-382 “Mercurio”, uno de los
sufridos BAM que patrullan el límite de las 250 millas, fogueándose
a diario con la peor calaña que existe ¿Mamá cebollazos? En este mar, como si
tengo que detener a todos los piratas a mordiscos y con un hacha de abordaje.
Por ellos y por todos…
Cierro
los ojos soñando con este mundo que se sumerge y desaparece… soñando con ese
casco ligero, de arboladura llena, con el que navego en un mar libre de
desesperación y muerte…
Llena
de una felicidad antigua como la madre mar…
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