Equipo AdARQUA
Cuando Circe advierte a Odiseo
los peligros que va a correr cuando abandone su isla, las recomendaciones son clara:
su nave tendrá que pasar entre dos escollos, tan altos que llegan hasta el
cielo, donde habitan dos terribles seres: Escila y Caribdis. La una es un
horrible monstruo de doce pies y seis cuellos terminados en otras tantas
cabezas cuyas bocas están provistas de afilados dientes; la otra una insaciable
criatura que engulle todo cuanto encuentra. Y en su paso, la nave de Odiseo
debe acercarse más a Escila pues, aunque pierda a alguno de sus hombres, Caribdis
sería fatal para todos. Pero no debe el héroe intentar luchar con ella ya que
es inmortal y no podría vencerla.
La descripción homérica del
monstruo Escila es clara y detallada. Sin embargo, en el arte griego arcaico no
existen representaciones suyas ni de este episodio. Las imágenes de Escila
comienzan a aparecer a mediados del siglo V a.C., pero en ellas tiene un
aspecto totalmente diferente, pues es representada como un torso de mujer con
una larga y enroscada cola de pez y unas cabezas de perro saliendo de su
cintura. Esta es asimismo la
Escila de los testimonios literarios tardíos según los cuales
su aspecto híbrido se debería a los celos de Circe. Un relieve de terracota
mello nos muestra a Escila de perfil vestida su parte femenina con un guitón y
terminada en una cola de pez o serpiente marina enroscada. Dos torsos de perro
salen de su cintura. Con ese mismo aspecto aparece frecuentemente representada
en monedas del sur de Italia, monedas procedentes de ciudades relacionadas con
el estrecho de Mesina que era el lugar donde tradicionalmente se situaba la
cueva donde habitaba el monstruo.
Esta diferencia entre las
representaciones artísticas de Escila y su más antigua fuente literaria podría
ser debida a que pintores, escultores etc. evitaban representar los monstruos y
seres desagradables. O bien se trataría de una tradición diferente a la que
recoge la Odisea.
En cuanto a Caribdis, los
artistas griegos no parecen haber sido capaces de plasmarla. Un monstruo
indeterminado, un remolino que engulle el agua para después expulsarla no es
fácil de representar. Pero un detalle que cita Homero, la higuera junto a su
gruta, sí aparece en ocasiones representada. Hay autores que piensan que tiene
relación con este episodio la imagen de un skyphos de finales del siglo VI donde
aparece un hombre sobre una tortuga, una higuera y una cavidad. Sin embargo
habría un desajuste con el poema pues no es sobre una tortuga sino sobre un
madero de su propia nave donde Odiseo se salva de ser engullido por Caribdis.
Según algunos autores este tipo de representación sugiere la existencia de una
leyenda alternativa que describe a los habitantes del mar amistosos con el
héroe.
Extraído de Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua, t. 12, 1999,
págs. 87-105. Presencia femenina en la
travesía de Odiseo: estudio
iconográfico por Mercedes Aguirre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos un comentario.
¡¡Gracias por participar!!