Ana Parres
La obsesión artística de Iván Aivazovski fue el mar. Marinas
compuestas en tercera persona pero con la fuerza de haberlas creado,
emocionalmente, en primera. No son mares al uso. Tal vez porque su Rusia natal
se veía envuelta en diferentes procesos de transformación social y económica,
tal vez porque sintiera la necesidad de desligarse del estilo academicista o
tal vez porque simplemente, no supiera enfrentarse al lienzo de otra manera.
Entre las olas (1898)
|
Su obra localiza los elementos románticos y nos ofrece un
lenguaje basado en la poética mística del mar y del paisaje. Una reproducción
de lo sublime, como un drama lleno de grandeza y melancolía.
Se declaraba artista explorador de ciudades y un viajero en busca de lugares que pudiera
llevarse consigo. Aivazovski nos
presenta el entorno como la relación que se establece entre el individuo y la
naturaleza. El hombre y el todo. El hombre y la belleza.
Su método, basado en una composición sin bocetos ni
retoques, consistía en pintar las partes de la obra en una sesión rápida donde
la pintura fuera fluida y a la vez acabada.
Son característicos su mares cristalinos y transparentes que
no hacen más que recordarnos elementos presentes de la pintura de Turner. Esa
visión orgánica de la naturaleza a través de los sentidos.
No busca la línea o el dibujo, busca la sugestión del color
a través de una paleta de colores románticos, azules, ocres y verdes.
El movimiento de la obra de Aivazovski se transparenta en el
oleaje que define el artista.Las olas
se convierten en los protagonistas de una revuelta donde poco a poco la fuerza
se va desvaneciendo para alzarse de nuevo. Es como un remolino de fuerza, como una
pintura de lucha. La naturaleza siempre gana.
Apreciamos en su obra una profunda subjetividad en la
representación de la naturaleza misma, una manera de captar la brevedad del
tiempo como reflejo de su existencia.
Tempestad en el mar en Nidht (1849)
|
Cuando observamos sus marinas, es como si las observáramos
desde el interior. Como si nuestra presencia no rompiera la composición del
cuadro. Como si viviéramos en una radiografía eterna del mar.
Por la noche. Ola azul (1876) |
El trabajo de Iván Aivazovski une la transición de un
momento de fuerza del S. XIX. Es la representación de la nueva oleada de la
Escuela Rusa y del triunfo y el éxito en vida. Sus lienzos ocuparon puestos de
honor en palacios imperiales y de
sultanes. Fue capaz de crear una nueva dimensión para la naturaleza y la manera
de enfrentarse a ella. Reorganizó el significado hacia lo sublime y la
expresión de la belleza con imágenes poéticas y en lucha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos un comentario.
¡¡Gracias por participar!!